La respuesta es sí. Existe una estrecha relación entre psicología y moral, al punto de que hay una corriente de la primera denominada psicología moral.
Ahora bien, ¿Dónde se relacionan? Empecemos por decir que la psicología, como lo pudiste haber leído en nuestro blog ¿Qué es la psicología? Áreas de atención y cómo te puede ayudar (y si no lo has hecho esta puede ser una gran oportunidad), es una ciencia que estudia los procesos mentales, las sensaciones, las percepciones y el comportamiento de los seres humanos.
Por su parte, la moral, se entiende como un conjunto de costumbres que se consideran correctas o buenas para juzgar el comportamiento de las personas. Así que el comportamiento (que es el resultado de las decisiones) es un punto de convergencia muy importante entre estos dos temas, que como ya lo dijimos, incluso da lugar a una de las áreas de estudio de la psicología.
La moral
La moral es concebida como un conjunto de costumbres, o mejor aún, reglas de comportamiento social que guían la conducta de la sociedad. En general, podemos decir que la moral permite hacer un juzgamiento de lo que es correcto y lo que no, desde una perspectiva comunitaria.
Ahora bien, debemos entender que ese conjunto de costumbres se encuentra estrechamente ligado a varios aspectos culturales como lo son: la religión, la idiosincrasia y cualquier otro marco de ideas o juzgamientos que las crean. Así pues, podemos encontrar entre las múltiples sociedades que existen en nuestro planeta, un sinfín de perspectivas morales que permiten la existencia de tales modelos sociales.
Según los psiquiatras Kaplan & Sadock’s, el comportamiento moral se da cuando dos principios que son aceptados socialmente entran en conflicto. Así, cada ser humano aprende a emitir juicios tomando como base el sentido individual de la conciencia. Las personas tienen la obligación moral de someterse a las normas establecidas socialmente, siempre y cuando estas procuren el bienestar de la humanidad.
Moralidad a lo largo de la vida
Según el psicólogo suizo Piaget, la moralidad se va desarrollando conjuntamente al desarrollo cognoscitivo de los niños. En primera instancia, los niños se ven sometidos a una etapa llamada heterónoma, también conocida como moralidad de represión. Durante esta fase, los niños se ven expuestos a juicios rígidos en los que ellos tienden a ser más egocéntricos y no aplican decisiones neutrales.
Ellos creen que las reglas son inalterables y que el comportamiento solo tiene dos preceptos, o es bueno o es malo. La segunda etapa, la autónoma, se manifiesta en la madurez cognitiva del niño. A medida que el niño madura tiende a ser menos egocéntrico al interactuar con otros niños y con los adultos. Su percepción rígida de la moral cambia y piensan que las reglas han sido creadas por individuos y que se pueden cambiar.
Por ejemplo, en la clasificación de etapas por edad, se dice que, en la fase preescolar los niños se limitan a obedecer las normas que le establecen sus padres. Mientras que en la etapa de los años intermedios los niños aceptan las reglas, pero se muestran incapaces de aceptar las excepciones. Finalmente, en la etapa de la adolescencia, logran reorganizar las reglas en función de lo que es bueno para la sociedad en su conjunto.
Posteriormente, en el tercer nivel, viene la moral posconvencional, en la cual los individuos ya han desarrollado principios morales sumamente amplios. En las diferentes etapas de este nivel, el individuo acepta y se ajusta de manera voluntaria a las normas teniendo un concepto de principios éticos, pero realiza excepciones a las reglas o normas dependiendo del contexto de las circunstancias. Finalmente, el individuo obedece a una moralidad de principios y conciencia individual más amplia, algo así como una ética de conciencia universal.
La moral desde cada género
Un tema más polémico, pero no menos interesante también ha sido planteado por grandes psicólogos de la humanidad. La psicóloga Guilligan sostiene que las múltiples experiencias de socialización que experimentan los niños y las niñas hacen imperativo la diferenciación en el comportamiento moral por razón del género.
Para Guilligan, los hombres perciben la moral en función de principios generales de justicia y equidad, mientras que las mujeres la perciben en función de responsabilidad hacia los individuos lo cual las motiva a realizar sacrificios para ayudar a algún individuo en el contexto de una relación peculiar. Para las mujeres, la compasión hacia los demás es un factor de vital importancia en su comportamiento moral.
En comparación con los hombres, el juicio moral tiende a basarse en conceptualizaciones más abstractas, mientras que la moralidad en las mujeres se orienta más a la relación y el bienestar individual.
La psicología moral
Las teorías psicológicas del desarrollo moral procuran explicar el fenómeno moral en la vida y experiencia humana. Nos ayudan a comprender el porqué de nuestra respuesta conductual frente a las diversas situaciones que demandan elegir entre lo correcto e incorrecto, entre lo correcto y lo incorrecto. Es importante señalar la importancia de examinar las explicaciones teóricas dentro del contexto histórico y cultural en el que surgieron. Ello nos brinda una comprensión más amplia y nos ayuda a su vez a entender que los cambios en el tiempo y en el espacio abren oportunidades para nuevos senderos de explicación y comprensión tanto del individuo como de su comportamiento moral.
La psicología moral se enfoca pues en la forma cómo los seres humanos tomamos las decisiones. Entonces, un psicólogo moral se debe plantea preguntas como las siguientes:
¿Cuáles son los procesos cognitivos que producen el juicio moral?
¿Cómo han evolucionado esos procesos cognitivos a través del tiempo?
¿Cuál es el nivel de desarrollo moral que existe en los niños?
¿Qué papel desempeñan las instituciones en el desarrollo del juicio moral?
El conocimiento de los fundamentos psicológicos de la moral, por necesidad, no remiten al individuo y su desarrollo biopsicológico, al desarrollo de su carácter, en el contexto cultural e histórico en el que se desenvuelve. El líder estadounidense mundialmente reconocido, Martín Luther King, subrayó la importante tarea que tiene la educación en el desarrollo del “carácter” del individuo en la sociedad al decir: “La inteligencia por sí misma no es suficiente. El carácter además de la inteligencia, esa es la meta de la educación verdadera”.
Ello nos hace concluir, que el desarrollo del carácter moral del individuo es un imperativo en todo proceso de aprendizaje que promueve el desarrollo integral y saludable del ser humano y, por ende, de la sociedad.
Si tienes más dudas sobre la psicología y la moral, puedes solicitar una cita en línea con alguno de nuestros terapeutas y recibir orientación al respecto.