Te habrás preguntado qué es el dolor y por qué lo sentimos. Pues bien, físicamente podemos definir el dolor como aquella percepción sensorial de algo que nos molesta en nuestro cuerpo. Sin embargo, el dolor también puede ser concebido desde el punto de vista emocional, cuando tenemos alguna sensación de pena o tristeza. En este blog, abordaremos los dos ámbitos del dolor y te daremos algunos consejos y recomendaciones para tratarlo y contrarrestarlo tanto como te sea posible.
El dolor físico
El dolor físico es aquella sensación localizada y subjetiva que puede ser más o menos intensa, molesta o desagradable y que se siente en una parte del cuerpo. Por ende, es el resultado de una excitación o estimulación de terminaciones nerviosas sensitivas especializadas. Suena un poco complejo, así que veamos que profundicemos un poco más.
Las terminaciones nerviosas son extremos de los nervios que se encuentran en todo el cuerpo. Su misión es recoger información de nuestro organismo y el mundo que nos rodea, es decir, nos mantienen conectados con con el entorno exterior. Las terminaciones nerviosas se sitúan fundamentalmente en nuestra piel permitiéndonos recibir sensaciones como el frío, el calor, la presión, las caricias, la picazón y el dolor.
Estas terminaciones hacen parte del sistema nervioso, por lo tanto, su base de operaciones es el cerebro donde se controlan nuestros sentimientos, percepciones y acciones. La información se transmite mediante impulsos eléctricos a través de todo el sistema. Sin embargo, como dato curioso, te contamos que el cerebro no tiene terminaciones nerviosas que captan el dolor por lo que no puede sentirlo. No obstante, las zonas de alrededor del cerebro (venas, tejidos, nervios) sí tienen terminaciones nerviosas que al lastimarse pueden sentir dolor.
Tipos de dolor físico
Los métodos tradicionales de la medicina manejan el dolor con analgésicos. Estos son medicamentos que reducen o alivian el dolor. Existen diversos tipos de analgésicos, algunos que requieren fórmula médica y otros que son más fuertes y se encuentran controlados. Los más potentes son los opioides que resultan ser muy efectivos pero conllevan el riesgo de que el paciente sufra una intoxicación. Cuando los analgésicos no son suficientes puede existir la posibilidad recurrir a una cirugía y los riesgos que ella contempla.
Debido a las consecuencias que conlleva la ingesta de analgésicos, vale la pena explorar tratamientos alternativos con antelación. De esa forma, podrías evitar por completo los analgésicos o, al menos, disminuir su dosis. Algunos de los tratamientos alternativos más efectivos son la acupuntura, las técnicas de biorretroalimentación, la estimulación eléctrica, la terapia de masaje, la fisioterapia, meditación, terapia de relajación y psicoterapia
La psicoterapia (aplicación de algunos procedimiento de la psicología) usa métodos como conversar, escuchar y el asesoramiento para tratar trastornos mentales y de conducta. También puede ayudar a personas con dolor, especialmente, los de naturaleza crónica mediante las siguientes actividades:
Enseñar habilidades para hacer frente al dolor y poder lidiar mejor con el estrés que puede causar.
Abordar pensamientos y emociones negativas que pueden empeorar el dolor.
Entregar apoyo emocional.
Pide orientación psicoterapéutica en línea con un psicólogo si deseas explorar esta alternativa para tratar el dolor.
El dolor emocional
Este dolor está asociado con un sentimiento intenso de pena, tristeza o lástima que se experimenta por motivos emocionales o anímicos. Por ejemplo, la pérdida de un ser amado o la despedida de tu mejor amigo que se va a vivir al exterior.
A diferencia del dolor físico, el dolor emocional puede resultar muy difícil de identificar en ciertas situaciones, ya que sólo podemos estar cansados o apáticos. Sin embargo, si el dolor emocional se sufre de manera permanente, puede provocarnos grandes trastornos o alteraciones en todo nuestro organismo.
El dolor emocional puede desencadenarse por diversas causas, siendo las más comunes las siguientes:
La pérdida de un ser amado.
Problemas en el trabajo.
Una decepción amorosa.
Una discusión con un familiar o amigo.
Inconformismo con nuestro aspecto físico.
El dolor emocional suele evolucionar en dos fases, siendo progresivo y no instantáneo, como puede ocurrir con el dolor físico. La primera, es conocida como la fase de duelo y está relacionada con la adaptación que hace la persona que ha sufrido un problema o decepción. Normalmente, si el individuo supera esta fase se considera que ha sido una lección de aprendizaje que le ha dado la vida y obtiene ganancias de este proceso.
La segunda fase llega cuando la anterior no ha sido superada satisfactoriamente y el problema persiste en el tiempo. Esto se produce porque la persona no es capaz de gestionar adecuadamente las emociones. Como consecuencia, el individuo empieza a padecer de dolor crónico emocional y su percepción del mundo y de la vida se pueden tornar pesimista y negativa.
Síntomas del dolor emocional
Como dijimos anteriormente, el dolor emocional es imperceptible, nadie lo puede ver o detectar. Sin embargo, hay una serie de síntomas que se pueden presentar siendo un indicativo de que alguien está sufriendo o sintiendo dolor. Estos síntomas pueden ser:
Cuadros de irritación o cambios súbitos en el estado de ánimo.
Miedo y angustia.
Insomnio y alteraciones del sueño.
Sentimiento de culpa.
Comportamiento compulsivo-obsesivo.
Cansancio que no desaparece.
Cómo tratar el dolor emocional
Para vencer al dolor emocional la mejor alternativa es ir con el psicólogo. El profesional se encargará de intentar restablecer el equilibrio emocional del paciente. Para lograrlo, realizará una intervención o tratamiento psicológico. Para que dicha intervención sea exitosa es necesario que el paciente:
Sea consciente de su dolor emocional.
Entienda que ese dolor hace parte de la vida y que todos estamos expuestos a una situación semejante.
Una vez consciente de su dolor emocional, debe entender que nadie es perfecto y que la situación por la que atraviesa le dejará un aprendizaje para su vida..
Saber que puede refugiarse también en su familia y amigos para superar la situación.
Logrando lo anterior, el psicólogo podrá determinar qué es lo que ha provocado que se desencadene la angustia o tristeza por la que atraviesa el paciente y así, realizar la orientación profesional de forma correcta.
Si el paciente sigue estos consejos comenzará a sentirse mucho mejor y logrará ser más feliz. ¿Y tú, quieres encontrar tu equilibrio emocional? Pide tu cita hoy.